Primera aportación de un nuevo colaborador
Esta es la primera entrada del blog que no va a ser mía al 100%, sino que voy a contar con un colaborador de Jaca, que por motivos de curro vive en Zaragoza, pero que se escapa por aquí cada vez que puede, el amigo Alberto lagar-tija, con quien ya hemos coincidiendo por aquí algún día haciendo “enduro”, que es lo que más le gusta.
Su primera crónica va sobre sus entrenos en Zaragoza, para poder venir aquí a disfrutar como un “averroncho”, que diría él. Ahí va el artículo, con un estilo inconfundible:
¿Una vuelta en bici de carretera?
¡Qué dilema! Siempre que llega esta época pasa lo mismo. Las noches alargan, las terrazas se pueblan con especies que salen del letargo invernal. Ambiguas noches que mezclan al borracho y al madrugador (este guiño del Sabina es eterno), y al final no sabes si podrás salir al día siguiente o no. No podrás levantarte si tomas una última birra pero ¡qué bien se está! Casiquemelatomo. Hala.
Ringgggggggggggggggggggggggg. Endiol, el despertador se venga con su desgarrador rugido matinal y te abre en canal mientras ves tu vida en diapositivas, el cielo se desploma sobre nuestras cabezas y maldices las horas de sueño consumidas con los colegas en vez de un descanso reparador que te llevaría a ponerte de un salto mortal el colutte y la lycra, o en su defecto los baggies y la camiseta de enduro. Esto es así, la vida está plagada de elecciones.
Bueno pues. Hoy toca carretera. Un par de whatsapps (medio de comunicación que se ha comido al e-mail y por supuesto a las llamadas de teléfono) y arreando con los faroles. Trago de agua. Siempre he pensado que era una contradicción que después de una noche toledana en la que te pones morado de cervezas, con lo cual vas hidratado de sobras, jejeje, al día siguiente te levantes con reseco, resaca, resico, re-todo. Ostiasya. Qué injusto es esto de la fiesta cunado cumples unas cuantas primaveras. Ya nada es lo mismo que cuando frisabas los 20-30’s. Pasas a otra dimensión. La del clavo, el peso sobre la boina, la espalda me duele y cosas así. Y es que si con 40 te levantas y no te duele nada es que estás muerto.
Ya estoy, que voy a donde vengo, o así. Descuelgo la máquina de tortura. Puro tupperware. Carbono hasta en las sirgas. Claro, luego no pesan nada. Esta máquina es una auténtica locomotora de tragar kms. Me calzo las gafas y la brillantina, el maillot “preto” que me realza el busto y la lycra explosiva terror de las nenas. Un par de calcetines de “competi” y a por las zapatillas de carbono. Jodo macho, parezco un extraterrestre. Menos mal que estamos en época de carreras, cicloturistas, o como quieran denominarlas. La PR-200, la Subida a Huesca, ….(así hasta 100).
Salgo maqueao. Da gusto. ¡Qué style! Reluciente como caballero de la Edad Media en un corcel que no pesa ni lo que un tambor de Dixan. Hayquejoese. Me reúno con los colegas en el cruce concertado y veo que los tíos están sonrientes. Malllllllllllllllllllll. Ya conocéis el dicho: Vente, vente, hace mucho que no salimos a entrenar. Da por seguro que te van a sacar los ojos. Bueno al pan, pan, y al vino ……………Fernández.
¿Qué tal kiolllls? Bien, bien, pasa al fondo. ¿Ves aquel bote blanco? Pues vete aplicando con la brocha. Yo asimilo y creo que esto ha sonado a que la ruta va a ser un pelín dura. Cara de mus. No problemo. Ja, ja, ja. A mí me la vais a dar. Noto como me tira el cuello y se estira el maillot en la zona de cuello. Mis partes pudendas inferiores se han subido hasta el medio de las clavículas.
Toca disimular y colocarse a dar pedales. La mitad de la “gruppeta” no está mal. Allí me camuflo y me dejo llevar los primeros compases del día. Voy calentando. Surgen los vapores y ruego al Señor que continúen así por lo menos hasta la mitad de la salida. Desde Villanueva de Gállego en dirección Norte, hasta Zuera no hay problema, son 10 km llanos. Luego el desvío hacia las Pedrosas tampoco, a pesar de que empiezan a aparecer algunas rampas que me llevan a engancharme. Subo y bajo como la goma del culotte. Al final un pelín de recuperación, platanico al canto y a fardar de lo bien que lo has hecho. Por dentro te come el miedo y sudas tinta china. Pero hay que esconder el sentimiento porque estos lobos huelen el miedo y no quiero que me arranquen la piel todavía.
Desvío por las Pedrosas dirección Marracos. Carretera local mal asfaltada pero con ese glamour que nos gusta a la gente de monte. Poco tráfico, mucha zona abierta, todo muy exterior y con mucha luz. Una auténtica gozada, salvo alguna curva cerrada con gravilla que hace las delicias de algún inadvertido que tiene que pretar el culo hasta que no le cabe ni un pelo a martillazos. Y es que la vía es realmente estrecha. Pero bueno entre ponte bien y estate quieta que nos plantamos en la Sotonera. Aquí es obligatoria la parada. Chavales tomad un café, relajaros, disfrutar de las vistas y la amabilidad de una gente acostumbrada a vernos. Por fin alguien que no nos mira como las vacas al tren. Descanso, sombra, hielo, una barrita, conversación y ……………..seguro que sólo queda lo peor. Hasta ahora sólo habíamos hecho sobre 60 km del ala y la velocidad en ningún caso superó los 26 km/h de media. Hecho bastante prometedor.
Falta la vuelta. Risa nerviosa. Alguno va afiliando los colmillos. Esto me huele a lo peor. Salimos cuesta abajo y enseguida nos ponemos enfilados sobre la hilera del canal rodando a la sombra de los pinos en la carretera auxiliar en buen estado. Con poca pendiente se hace llevadero pero veo con pavor cómo sube la velocidad de crucero. Ya no son los 27-28 km/h sino que aparecen cifras con un 3 delante. Mallllllllllllllllllll. Creo que me voy a poner otra vez al final del grupo.
Pedalea y sufre. Bueno más bien sufre y no te descuelgues del grupo. Esta es la máxima a respetar en un grupito de “amigos”. No te distraigas, no bebas del bidón, atento a las rampas y a los movimientos. Jodooooooooooooooooo un frenazo. Casi me como al de adelante. Un palmo más y al colega Carlos le aparco la bici en la forcacha del culo. Menos mal que los frenos cumplen y el corazón responde. Susto. Adreanlina y a continuar.
Cruce de Almudévar. Bien. 80 km de distancia y no he petado. Parece que la cosa pinta regular. En mala hora me dio por salir de la cama. Los cohetes empiezan a calentar, 35, 37, 39, 42, ….llevo el fondo de ojos más rojo que el Ben Johnson. Siguen subiendo. La dirección es hacia Zaragoza, el piso en buen estado, la pendiente ¿negativa?, la aceleración constante. 44. Creo que empiezo a verme el hueso del fémur rojo por dentro. Agárrate macho. Siguen bajando. Cruce del Temple. Aguanto. Me duele hasta el pelo. Mantenemos los 40 y tantos. El grupo empieza a hacer relevos más cortos pero intensos, no bajan la presión del calderín. Ontinar. Estamos cerca de Zuera, por Dios qué sufrimiento con el aire en contra durante estos 20km. Sólo he podido acometer mis dos relevos un tiempo limitado y es que me vine arriba, me vine arriba y al final me he tenido que comer los mocos y bajar a la retaguardia. Y con suerte aguantar. Zuera. Ya no puedo más. No sé qué sudar. Las gafas me patinan y culo está más cedido que si me hubiese aplicado cera el Rocko Sigfredi. Para mis adentros pienso que esto no puede durar mucho más. En un último intento de suicido ciclista me hago otro relevo y nada más subir veo que los tres primeros del pelotón no calzan venas. Eso no es dilatación, eso es un pantalón de pana. Cabrones. Ya podrán. Y depilados hasta las uñas de los pies. Bueno, es igual. Un esfuerzo y estoy en casa. 110 km. La tortura a punto de acabar y para colofón una rampa. Yo me meo. A rastras y con el corazón partío entre darles una paliza o felicitarles por el entreno me voy hasta ellos y con lágrimas en los ojos les doy la despedida ya en mi pueblo mientras pienso: Un beso y que tedenpolculo. Me habéis matao, traidores. Es lo que tiene ser de monte y ellos auténticas máquinas de carretera. Pero fuertes como el vinagre.
No me puedo quejar. 118 km a una media resultante de 29.4 km/h y un total de casi 4 horas de pedaleo no es desdeñable. El desnivel acumulado es poco. Alrededor de 800 mt. De positivo ya que el entorno es llano, pero con rampas. Las sensaciones maravillosas para los amantes del sado y la mañana una gozada el poder compartirla con los amigos.
En resumen, un perfecto entreno y un día de bici…………….diferente.