Subida al Oubisque, con vuelta por el Portalet en su lado Norte
Madre mía qué miedo.
Toca seguir entrenando para bajar kilos y ponerme más fuerte que el vinagre. Todo sea por lucir tipín y estar a la altura de una imagen más próxima a Cedric García que a la de Falete. Por eso sigo haciendo carretera. Y es que esta máquina se come al más pintado empezando por los pies. El enduro se lo merece todo. Si no estás en comunión con tu bike –ya brutas de por sí- no eres nadie y sufres como una perra. Antes muerta que sencilla. Así que “alea jacta est”.
He decidido incorporarme a un grupo que me ha ofrecido la oportunidad de subir al Oubisque, con vuelta por el Portalet en su lado Norte. Un sueño hecho realidad. La verdad es que ya lo he hecho en anteriores ocasiones, para la preparación de la mítica QH, disfrutar de los maravillosos paisajes franceses y del bosque de sequoias sempervirens únicas en su género en este lado del Pirineo. Algunas no las podríamos abarcar entre varios hombres unidos por los brazos. Las imágenes de siempre, las repetidas mil veces en el Tour de France, los monumentos conmemorativos, las clásicas zonas de rampas y ataques de los hombres inmensos de la bici con nombres míticos. Me ponen los pelos como escarpias.
Centrados ya en el aluminio y el pedal debo reconocer que viene bien sufrir y sudar hasta por donde la espalda pierde su casto nombre. Pero tengo miedo. Antes de empezar sí. No me cabe ni un pelo a martillazos por el “ojo de Mordor”. Es una cuesta, me dicen. Para animarme a tomar la decisión. Sí, sí. Ya sé cómo me dices. Vamos a echar las tripas como si nos diéramos la vuelta en plan calcetín. Luego os lo cuento.
Hoy por hoy, lo primero que he hecho ha sido preparar la bicha que llevé en anteriores ocasiones, montada con 3 platos, por si acaso, con un 30x40x50 con 10 piñones atrás, luciendo un hermoso 25 dientes. Prefiero llevar más dientes que una película de tiburones que caer reventado como el Lagarto de Jaén, que explotó y le llegaron las tripas a Córdoba. Así que con precaución. Esa bici tiene mil batallas, varias pruebas de competición cicloturista y miles de km. Aluminio. Seguridad total. Un clásico que diría el p++o entendido. O más bien “vintage” que se lleva más en boca de los gilipichis de perilla y tope modernos. A mí me la bufa. Yo a lo seguro.
Uffffffffffffff. Pues eso. Os cuento.
Ya he vuelto. Muy orgulloso de haberlo hecho hecho. Genial. Satisfecho. Llenas las pupilas de verde, del paisaje, de frescor y agua por doquier y de ciclistas a tutiplén, todo sea dicho de paso. Parecían hechos en el Mercarroña. Por todos lados. Subiendo bajando, ciclosturistas que en este país vecino se estila mucho, y buen ambiente.
Pues eso, ya estamos. Con un grupito de gente de varios clubes de nuestra geografía. Heterogéneo y serio, por qué no decirlo. Da gusto rodar con personal así. La pena es que como están más fuertes que el vinagre me dejan a la altura del tubular. Pero hay que seguir con el entreno y enseguida coger mi Lapierre Spicy que me llama y que por fin la tengo montada tope luxe.
Inicio de la ruta. Gasolinera, frente a Formigal. Un cafelito. Pillas wifi, te desprendes de peso sobrante, aunque mira esta vez no había papel higiénico y tuvimos que abortar la misión. Un buen pincho de tortilla y a dar pedales. Risa floja y algo de respeto a la ruta de hoy. Ya sabemos que volveremos con la patas como tablones de obra, pero es fundamental saber sufrir. Sea. Desde aquí el comienzo clásico es el ascenso a puerto para calentar y luego ya una vez en marcha darle cera a la bajada, abrigados eso sí, hasta el fondo del valle. Desde la Frontera ya nos olemos que esto va a ser duro. Frío. Buen piso pero complicado por el tránsito de circulación y coches que van aventaus. Hasta Les Eaux Chaudes sin problema, eso sí, cuidado aquí con la gravilla, están de obras y es realmente peligroso. Pasado el tramo la aproximación a Laruns no reviste complicación. Y ya está. 30 km en un suspiro. Salvo los 6 primeros, todo es bajada. Bien. Sólo queda lo peor. Aparece el cruce a derechas sobra la línea de árboles y rampa amenazadora el descansillo. Foto.
Vamos a por todas. Me quito hasta la goma de la braga. Me espera un calentón del 15. Quito plato, subo piñones y me quedo con el 40-25. Máximo desarrollo del plato mediano. Y es que yo todavía llevo 3 en la de carretera. Soy un globertrotter. Subimos en grupo. Los carreteros primero, el tío Efrén, luego los iron-man con el tío Luis y el tío Javi y Jorge; a su lado servidora y cerrando el grupo conservando Emilio y Carlos. La suerte está echada. Los primeros kms son esperanzadores, es decir los 4 hasta el pueblo de Eaux Bonnes, pero………… luego empieza lo serio. El km 8, aquí el plato mediano desaparece como por arte de magia y el 30 entra en acción. Esto es otra cosa. Sufro por desniveles que rondan entre el 8% y el 10%. Rampas superiores claro está, de esas que dejan la almorrana a punto de nieve. Pero todo se hace al tran-tran con estos desarrollos. Una vez pasado Gurette ya está la cosa más despejada y se nota la cima pero hasta el último km se hace con batalla sobre la bici. La verdad es que Aubisque es un mítico. Las vistas maravillosas, los recuerdos a flor de piel y la sensación es que de un momento a otro vas a ver alguno de esos personajes míticos del ciclismo internacional. No dejéis de subirlo alguna vez en la vida. Es maravilloso. Arriba una coca y unas fotos y planeamos la bajada.
Tirap’abajo. Velocidad absurda. Bestial. Qué joía es la gravedad. Espero que no falle nada porque de la castaña que me arreo se me pelean los dientes por salir de la boca. Me engancho a Emilio y bajamos trazando fino por si las “flies”. De repente un estalentao nos adelanta jugándose la vida y supongo que alguna más a una velocidad y con un estilo que yo lo calificaría de impresentable. Entrando en las curvas ciegas por el lado contrario de la calzada, sin el más mínimo pudor ni respeto por los demás y por su propia vida. Un gilipuertas, vamos. En fin. Bajamos, bajamos, me duelen los brazos, las manos de frenar y el cuello de llevarlo levantado pero queda poco para tornar al punto de inicio de puerto.
Allí junto a las sequoias gigantes sé que no hay más remedio que sufrir los 29 km de puertaco del Somport para retornar al coche, así que preto el culo, nos reagrupamos y hacemos un pequeño pelotón para ir protegidos de los coches hasta la parte superior. Pasan los km poco a poco y los desniveles que marcan en la cuneta de la carretera no son exagerados, entre el 2-6% se llevan bastante bien. Retomamos agua en Eaux Chaudes (acordaros que hay una fuente potable) y retomamos la vuelta. Hasta el km 13 no hay problema pero ya el cansancio aparece y los geles barritas y demás complementos imprescindibles en una ruta de estas características son necesarios. Ya he tomado todo tipo de complementos. El puerto me empieza a hacer bola. Como a los chicos con la ternera por la boca que no hacen más que masticarla. Pues eso, no lo paso, no lo paso. Qué duro.
Aquí nos encontramos con colegas de varios clubes, desde Tubulares, Club Ciclista Actur, que hacía la QH, y que nos dieron agua helada del coche de apoyo (gracias chicos) hasta cientos de ciclistas entrenado para dentro de 15 días poder lucirse en la Quebrantahuesos.
Desde la presa de Artouste ya notas el calor en las piernas y los desarrollos no son ligeros ni mucho menos. La barrera. Bien sólo quedan 9. Pero claro como en todos los lados son los mejores. Con una media del 7% y aunque parezca que no es nada se me hacen un mundo. Efrén, Luis y Javi ya habían pasado hace un tiempo y sólo me restaba pelear por sufrir las rampas despejadas y casi rectas del tramo último. Durísimas. Pasando personal del Actur, siendo lijado por bestias pardas depiladas, auténticos carreteros más finos que un cardelino, llego a la casa de la frontera. Sonrío. Poca fuerza me queda. Creo que detrás de mí sólo quedan Jorge, Emilio y Carlos. Suben regulando para acabar.
Debo bajar con mucho cuidado porque los reflejos no están ya a la altura de las circunstancias y aun así se superan los 70 km/h. Un suspiro nada más. Me duele hasta el aliento pero llego. Abrazos, risa y mucho calor y cansancio. Fotos. Recuerdos y nuevas citas previstas. Otros retos que superado este se presentan factibles. Buenos compañeros de ruta. Con garantía de que se hacen bien las cosas y dentro de pocos días afrontaremos nuestras citas particulares, QH, Iron-man, enduros-days, etc. Cada uno a su rollo biker, pero todos unidos por un interés común. Ahora bien, por otro lado que no el de atrás toca recuperar fuerzas y nada mejor que una comida a tutiplén en el camping Aurín de Sabiñánigo. Así sí. Gracias compays. Hasta la siguiente que pinta bien. Un abrazo.
DATOS DE LA RUTA:
Para aquellos que os haya picado el gusanillo os daré los datos técnicos de la ruta y así os animáis con conocimiento de causa:
Ruta: Formigal-Frontera-Cruce de Laruns-Col de Aubisque. Vuelta.
Km: 102.7 km de distancia.
Desnivel: 4.492 mtrs.
Vm: 19.8 km/h.
Tiempo en movimiento: 5h 11’
Sobre 4000 cal. (acordaros de cenar bien y de hidratar mucho)
FOTOS:
NOTA:
ULTIMA ENTREGA EN CORREO ELECTRÓNICO. A partir de ahora tendré tiempo para actualizar la página con material de enduro en condiciones. Salvo alguna incursión más en puertos míticos de carretera.
Nos vemos.