CRONICA DE LA SALIDA:
Día de estreno de un nuevo componente del club, Angel Lito, … pues ya sabéis , a improvisar una salida dura, para que escarmiente. Para que luego nos preguntemos porque no viene más gente, … en fin, sin talento alguno, para variar.
Como teníamos poco tiempo, decidimos hacer una salida cortita, pero que nos permitiera volver cansadillos. Como ya habéis supuesto al ver el título, la opción ganadora fue hacer la subida a Bergosa. Eso sí, por la pista.
Subida hacia Castiello por camino Santiago y de allí hacia la Garcipollera. El desvío hacia la derecha no tienen pérdida y el paso del río está bien.
Las primeras rampas son muy duras, hay que tomarlo con paciencia, por lo que dejo que se vayan por delante “los galgos”, para ir subiendo a mi ritmo.
Tras las rampas más duras, se va suavizando, y se continua subiendo algo más cómodo. Jesús baja a buscarme y me pretende animar diciéndome que lo más duro ha pasado y que ahora ya es todo un “falso llano”, … mirad el perfil, … ¿falso llano? ¡¡MAS FALSO QUE JUDAS!!
No obstante, es cierto que tras pasar esas primeras rampas, lo que queda se sube mejor.
El desvío hacia Bergosa está indicado muy claro, no tiene pérdida. La pista hacia el pueblecito de Bergosa es de una suave bajada con tramos de pinares con una agradable sombre y abundancia de piñas en la pista, id con cuidado.
Lo mejor de este pueblecito abandonado son las vistas sin ningún lugar a dudas. Este día teníamos prisa, pero si te acercas con tiempo, merece la pena darse una pequeña vuelta por sus calles y ver como las casas están marcadas con los apellidos locales y ver como en su pequeña iglesia mantienen un pequeño nacimiento en su ábside y en el cementerio anexo suele haber flores frescas, ya que no hace tanto tempo que lo abandonaron y aún hay gente que se acerca por allí a menudo.
La vuelta a la pista es asequible, así como el resto de subida hasta la cresta, la Sierra de Contienda. Al llegar a la cresta, la sensación es impresionante, ya que se tiene una fantástica vista hacia la Garcipollera por un lado con las cimas nevadas del Pirineo, mientras por el otro lado se abre toda la Val Ancha, en donde destaca el monte Oroel sobre la ciudad de Jaca.
La bajada aún tiene una subida, pero se hace bien, por lo que llegamos muy rápido hasta Jaca, donde nos despedimos como mejor se puede hacer, con una cerveza en la mano, especialmente estos días que son fiestas en Jaca.
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