Patoexploranda por Guara “guan mor taim” (Una vez más)
La banda sonora de hoy recuerda cómo me siento, jejeje…
Me duelen los brazos. Tengo agujetas en los tríceps, bíceps y todo lo que acabe en ceps. Hasta en las pestañaceps. Es lo que tiene el tirar del ramal durante más de 3 kms cuesta arriba y superar cerca de 350 m de desnivel positivo empujando la burra. ¿Por qué? Os preguntaréis los más avezados. Pues sencillamente porque este deporte combina a la perfección la hipoxia con el uso de los mapas, la patoexploranda o la versión moderna del ….¿por aquí a dónde iremos? y una suerte de ciclismo en montaña que poco o nada tiene que ver con los que la gente normal tiene por idea.
Así y con todo…empieza la aventura. La patoexploranda por Lúsera. Versión: 2.0 Versión Oregonesa: P’habernos matao.
Hace un suspiro me hallaba en mi casa, tirando en un sofá, arrellanado entre la manta y el cojín. Vamos de aquellas formas en las que os veis cuando estáis en la fase de total pereza. Con las uñas negras de rascaros los….. Eso. Pues eso. Y de repente un “guasal” que te invita a moverte y a salir al día siguiente. Un aberroncho que cansado de vegetar propone una salida “a muerte”. ¡Bah! Para qué quieres más. Ya está hecho. Me apunto. Ni siquiera preguntas el destino porque en el fondo te da igual.
Sólo falta la hora de salida. En menos que canta un gato ya está puesta en el chat. Pues sí que está el personal con ganas, sí. Y eso que algunos están por el Norte haciendo nieve. Pero dicho y hecho. Ya tenemos grupo para salir. Me voy a cortar un poquito para no ponerme zorro como un tocino y a la cama pronto. Mañana puede ser un gran día, plantéatelo asín.
Hora zulú. Todos listos. Joerrrrrrrr qué feos son así vestidos de ciclistas. Bueno, es igual, ya que he quedado no les voy a fallar. Vamos a los coches y sobre la marcha, delante del café nos curramos una ruta. Dirección Hotel Monrepós. Ah!!! Qué recuerdos!!! Qué magdalenas!!!
Total que entre ponte bien y estate quieta pillo wifi y debo dejar a mis colegas un momento solicos pidiendo en la barra. Es lo que tiene poseer un cuerpo tan cinco estrellas, adaptado a las circunstancias. Tomo posesión, me libero del espíritu maligno y vuelvo. Por fin, presto y dispuesto para la batalla.
Ready, que diría el puto anglo. Abrigadicos, pertrechados y listos para darle a la senda. Si es que nos gusta más el barro que a un tonto un lapicero. ¿Dónde estamos? Donde vamos a ir, maño mío, a Guara. Más croquetamente a Lúsera. Pueblecico abandonado de la zona de la Sierra, allende la civilización de Arguis, más allá de Belsué y sobre una loma dominando el pantano del mismo nombre. Ahora toca decidir si subimos por el GR, o nos vamos a…. Ya estamos. La ruta en el último suspiro queda definida. Seguimos el GR de subida a Orlato y luego Dios dirá. Senda adelante. La que nos espera. Una marca en el suelo, piedras poco ordenadas, desnivel inacabable, ramas, algo mojado el suelo, con un poco de barro y por fin, llegó el fin. Después de más de 1 hora de marcha de ascenso y coincidiendo con el cartel indicador de “Ibirque 1h45’” llegamos al pueblo. Lamadrelperro. Joé qué bien puesto está el cartel. Poco menos nos costó. Ni una pedalada en subida. Sólo algún repecho de bajada (en dos ocasiones contadas) nos hizo disfrutar de la máquina. Pero es lo que tiene el montanbai y la patoexploranda.
“No pain, no gain”. Como recompensa y a cambio nos llevamos una grata sorpresa porque esa bajada puede incorporarse a una ruta como guinda espectacular de bajada. Pero eso será para otra historia.
Ibirque. Otro de los pueblos abandonados de la Sierra, en continua destrucción por el efecto del clima. El deterioro es evidente por el abandono y nulo mantenimiento. Cementerio de ilusiones, de vida, a día de hoy simplemente aprovechado de manera esporádica para guardar ganado. Eso es lo que queda de lo que en algún día fue un enclave de familias aragonesas que luchaban por sobrevivir a pesar de las condiciones duras, de la montaña agreste y de un clima de montaña. Gente rancia, curtida, luchadora que no tuvo más oportunidad que emigrar en la segunda parte del siglo anterior en busca de algo más que mejorara su existencia.
Y en estas nos vemos nosotros disfrazados de marcianos endureros. Con nuestras monturas (más raras que un perro verde) por esos caminos de Dios, hollando el sitio que otrora fuera paso de personas y animales, autóctonos, con un sentido distinto del uso del territorio. Pero es bueno recordar. Nosotros también.
Hala que con tanto divagar, se me va el santo al cielo. A cantar, porque se supone que nos dirigimos de vuelta. “Con los 30 metros que tiene el piso te voy a tener que ponerte de velcro, niano, niano” Alegría que bajamos. Piedra, más piedra, un salto. Olé, qué bonica la senda flanqueada de muretes de piedra. Mira una rama…………..ieeeeeeeeeeeeojoooooooooo que te dejas la boca como la Mari Trini. Uy. Justo. Casi me como el árbol por hacer portería. (Acuérdense vuesas mercedes de la ruta por Santolarieta) Bien. Ahora un porteo, ahora un vadeo, ahora un ascenso por la piedra “aspra” de Guara. Preciosa ruta, vive el Cielo. Por fin pedaleamos. Aunque sea con un esfuerzo potente y duro, pero continuo. Esto es un sinvivir. Y de repente…la zona de bosque nos depara una sorpresa. Divertida, curiosa y a la par muy espectacular. Por una pista de sacar ganado, totalmente helada, patinamos-ciclamos hasta el final del tercer tramo (de los cuatro posibles) de nuestra improvisada ruta. A lomos de las “burras” discurrimos por el bosque tranquilo y frondoso dirección a las fuentes del Flumen, en la parte superior de Manzanera.
El lugar es sobrecogedor. Increíble. Pasamos los metros luchando contra el firme y a la vez disfrutando de la una precaria estabilidad en busca de la bajada prometida. Y es que cualquier tiempo pasado fue anterior, en esta ruta, digo. –Os recuerdo que llevamos una porteada de órdago- Por tanto ahora o bajamos o morimos. Y en éstas que estamos ¡zasca! Aparece la bajada de Manzarera. Bendito. Confirmado. Por fin bajamos y casi nada la del ojo y lo llevaba en la mano. Sonrisas, abrazos, protecciones y settings ajustados. Uffffff qué bueno.
De la bajada ni os digo. Tanano, Zacarías, Miguel y yo. Sin complicación. A nuestro aire. Poco os puedo contar porque en esta parte sólo toca disfrutar y recrearse en la técnica, tanto de conducción como de material. Una gozada las curvas, las contracurvas, los pedazos de piedras que hacen enrojecer las suspensiones y calientan los frenos hasta el límite de la ventilación. Ni recrearme quiero en las barderas por las que pasábamos como los cochinos jabalines. Debiera ser obligatorio para todo ser humano, una asignatura de cumplimiento incluida en los planes de estudio. Saber revolcarte en el barro es un valor. Por eso nosotros, guarretes que somos, bordamos estos conocimientos. Y en un suspiro sin darnos cuenta nos metemos en la parte inferior de la senda, junto a la pardina de Ascaso. Poco falta. Es verdad.
Las gradas de Sta María de Belsué, poco aptas para elegantes y finos rallymanes, pero diverttente y gozoxa para aberronchos del enduro. Un par de vadeos por el Flumen nos devuelven por fin al coche y la conclusión se ha hecho material. Abraxo, abrizos, abrazos. Menuda ruta. No puedo más. Me duelen hasta las pestañas. Fin. Vámonos a tomar una caña y un pincho que estoy más seco que la mojama. Gracias compays. Esta ruta hay que trabajarla un poco para orientarla según fue sacada del wikiloc, del tío Roberto Clemente, para maquetarla al gusto. Pero en origen está bien parida y es una buena oferta al personal. Ojo. Con cuidado que no es apta para todos los gustos. Sobre 850 m. de desnivel positivo dan para consumir al más fornido si se hace todo por senda. Y las 4 horas de ruta no te las quita ni Blas. Así que a disfrutar.
La ruta: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16092223
Del tío Roberto Clemente. Un valor seguro.
Un saludo de Tija, Lagar-Tija. Nos vemos en las sendas. See you, little canal sparrows.