LA SIERRA DE ALGAIRÉN

Por Lagartija
17 abril, 2018

 

 

 

 

LA SIERRA DE ALGAIRÉN

 

 

 

 

Domingo 15 de abril del año del Señor, 2018 después de JC.

Ya estoy mejor.  Menuda cansera llevo después del fin de semana tan intenso que me ha tocado en suerte vivir.  Siempre he pensado que las 24 horas al día son suficientes, incluso largas en determinadas fases de la vida, pero ahora veo que se me quedan cortas.  Necesitaría alguna hora más para poder completar las jornadas de actividad y además tener tiempo para descansar.  Eso debe ser la órdiga.

Sin más preámbulo paso a detallar a vuesas mercedes lo acontecido en este día de enduro, como una de las jornadas más memorables del btt en la Sierra de Algairén, de las que hemos acometido en los últimos meses.  Gensanta qué intensidad, qué bonito está el monte y cuánta agua hay por todos los sitios.  Incluso el río que atraviesa la localidad de Cariñena, Río Frasno, estaba lleno de agua.  Disimulen ustedes mi ignorancia, pero jamás había visto correr semejante caudal por un cauce que pensaba estaba allí consecuencia de alguna barranquera para tiempos de aluvión y desagüe.  Así son las cosas y a la vista de lo que hace el agua en los caminos, barranqueras y torrentes, no volveré a probar tamaño elemento hasta que supere en propiedades al vino, que sin ir más lejos es otro de los líquidos necesarios para vivir.  Una vez escuché que estábamos compuestos en un 75% de agua en nuestro organismo.  Tontás.  Pura propaganda de las embotelladoras de agua.  Nosotros somos lo que comemos y sin ir más lejos hay un par de restaurantes por la zona de los que te dejan el cuerpo como un “sebo” de la paliza que le puedes dar si te hospedas bajo su techo.  Véase Almonacid de la Sierra, (el de los 30 platos), la Rebotica de Cariñena, etc, etc.

Para los más pervertidos también se puede hacer bicicleta de montaña en sus diversas modalidades por la próxima Sierra de Algairén.  Un lujo al alcance de cualquiera con ganas de pasar unos ratos a lomos de su corcel de ……….¿aluminio?………iba a decir, pero ahora con los compuestos y fabricaciones de que disponemos el carbono y otros fierros que están a la orden del día.

A lo que voy vengo.  Nosotros decidimos pasar unos ratos (echando pan a los patos) en la localidad de Aguarón, y más concretamente en su Residencia de ancianos, desde la cual iniciamos nuestro periplo en btt para hollar los barrancos y lomas más destacables de la zona, en cuanto a la longitud.  No son los más bonitos, o sí; lo que sí harán será dejarte manso en un día de disfrute.  La cantidad de vueltas, conexiones y variantes son infinitas en esta sierra y además me gustaría señalar que muchas de las opciones están balizadas, cosa que es de agradecer a la comarca y todas aquellas personas que se han preocupado de dejar todo este entorno en unas condiciones que le hacen realmente destacable para el uso de la bici de montaña.

Al turrón.  Salimos de la Residencia, no sin antes hacer un “no hands* ” para deleite del personal, ajeno y conocido.  Luego si puedes duerme con esa imagen.  Conozco personas que han hecho ayuno durante varias semanas a consecuencia de dicha vivencia.  Indescriptible.  Por otro lado, que no el de atrás, las bicis están limpias y apañadas puesto que con la racha de agua y barro que llevamos últimamente han visto el paño en múltiples ocasiones.  A nuestro grupo se añadió un elemento que hacía tiempo que no veíamos y de los que frecuenta este tipo de prácticas beteteras del enduro por los caminos del Señor.  Aberrocho con trayectoria, el tío Sylvestre (alias Paco), se sumó al día D.  Total 6 bikers haciendo el oso por el monte.  Son un grupo más que recio y con fuerza suficiente puedes llegar a completar una vuelta de las que dejan recuerdo.  Así fue, señoras y señores, ni más ni menos.

Por la carretera de subida al Puerto de Aguarón llegas a conectar la pista que conduce al repetidor de Valdemadera en un ascenso precioso y continuo, no muy sacrificado pero debo decir que a pesar de no tener una buena señalización horizontal, sí que posee el tráfico suficiente como para no perder la atención.  También es frecuentada por los colegas que practican la bici de carretera y con los que compartimos espacios.  Por eso insisto en la precaución y la convivencia.  Paciencia.  Desde la salida a la carretera y una vez pasada la fuente, casi en el collado que inicia el descenso a Tobed, nace la pista a la derecha que nos trasladará en fuerte ascenso al repetidor y “voilá” habremos coronado nuestro primer ascenso de la jornada.

En nuestro caso los dos galgos que me había traído en el coche esperaban ya mi llegada a la cima y que me había sacado los colores hacía rato.  Dunauto y Épico estaban charrando tranquilamente mientras a mí me salía el corazón por el mallot.  El resto subió más “tranqui” y con determinación, aunque con un punto menos de alegría.  Sylvestre, con ganas, dejó claró que es su terreno y Cirac y Zacarías también tenían gasolina suficiente.  Pintaba mal la cosa.  No me arrepentía de haber estado de concierto del tío Fito el viernes, ni de haber hecho “huerting extremo” el sábado de víspera, pero hay que reconocer que llegaba medio manso.  No sirve de excusa.  Aquí se viene a ciclar.  Ahora toca bajar y se alegra el alma.  O no.  O yo qué sé.  La cosa es que la bajada empieza maravillosamente bien, sobre la nieve de las puntas, los regachos que surcan la senda y nuestras gloriosas máquinas vuelven a ponerse más guarras que la «Trini*».  Como sigamos así nos salen branquias.

Bajábamos, qué digo bajábamos, surfeábamos la sendas de la loma hacia Tobed, que de agua iba preñada hasta por encima de la llanta, y con ello nuestros amables c…..estooooo….pues eso.  Bien mojaos los culos.  (Piensen ustedes que faltaba mucha ruta y que no se iba a secar nuestro pellejo, con lo que la amenaza de la “ampolla culera” era real). Aún con todo es un acierto realizar esta bajada a pesar de no poseer ningún paso excesivamente técnico (salvo la piedra de Mzungu, que sorteó en cierta ocasión con una cabriola digna del Circo del Sol, para amerizar sobre la vegetación y el tapiz de piedra suelta) se hace entretenida, con sus subidas activadoras y sus curvas entrelazadas pobladas de vegetación baja y pino de repoblación; yo diría que incluso larga para lo que es la zona, sin alturas desproporcionadas ni picos destacados.

La cuestión, que diría aquél, el concepto, es que para llegar a Tobed hay que bajarlo todo, digo todo el desnivel y más.  600 Metros negativos te hacen disfrutar.  El final, junto a la cárcava es espectacular y el castillo rehabilitado ofrece la posibilidad de hacer unos retratos con tus colegas para goce y esparcimiento de propios y extraños.  Poco más falta de bajar.  Una pequeña pista nos conduce a Tobed y a las orillas del Río Grío.  Un vado que casi siempre se muestra “aspro” (áspero) al tacto ahora nos deleita con una clase de “overcraft” sobre las enduro.  O se cruza “del tirón” o te quedas en medio con el riesgo consiguiente de ser arrastrado hasta las aguas bravas del Grío.  (Yo pensaba que bravas sólo eran las patatas pero no).

Por una pista a la vereda del cauce nos dirigimos a la muerte matada.  ¿Qué es esto?  Pues lo que pasa siempre después de gozarla.  Hemos disfrutado como cochinos en charca y ahora tenemos que salir de aquí en dirección a lo más alto de la Sierra.  Los “galgos” tiran para adelante en número de tres y otros 3 subimos a ritmo “humaño”.  Cambia el desarrollo, pon el más corto, si puedes engancha la cadena a la llanta.  Lo que tengas. Todo.  La subida te hace sudar de lo lindo.  Es curioso ver y de hecho comprobar que después de un día de jarana y beburcio, con la consiguiente hidratación extra, al día siguiente tienes más sed.  No sé a qué es debido.  Tendré que hacer una consulta a la Universidad de Leicester (aquella que publicó el artículo:  ¿Por qué a los peces de colores no les entra el agua en los ojos? Y otros similares) para llegar a conclusiones con fundamento.

Poco debéis esperar que os cuente de la subida porque se me hizo realmente dura.  Destrozada por las avenidas de agua y las animaladas de agua que habían caído en fechas anteriores.  Una vez arriba y como es natural la piedra sustituye a la tierra compactada de las pistas de subida.  No es problema rodar por allí, aunque estén alfombradas de agua y nieve, amén del barrizal que supone su presencia.  Fuentes, aguaderas, torrentes, vados, charcos, … maravilloso ambiente acuático. Sólo me faltaba el “snorkel”.  Lo que mata es la humedad.  Así estaba el monte de bonito y de verde.  Aún con todo no me servía para consolarme.  A mitad de subida llevaba peor cara que los zombies de Walking Dead.  Desencajao oiga.  No podía ni con las pestañas.  Menos mal que el tío Cirac y el tío Zaca me esperaban, sobre todo para no dejar basura en el monte, y dicho sea de paso para desmontar mi bici y repartírsela en caso de fallecimiento y enterramiento.  Gracias pischas.

Y entre ponte bien y estate quieta llego el final.  A rastras por la loma superior, andando por los tramos más “pinos” llegamos a la bajada de la “Nevera”.  Por fin.  Nos abrigamos, nos pertrechamos, ajustamos los settings y las máscaras de Minions para ver bien en el descenso.  Yo por abrigar, hasta abrigaba la posibilidad de llegar vivo al fondo del barranco.  Medio muerto iba ya.  Un pis pas y ya estamos surfeando entre carrascas y matorral.  Por la más bonita y disfrutona de las sendas de la Sierra.  Un placer para los sentidos y “la almorrana”.  En esta ocasión, al estar tan abarrancada y destrozada por el agua no servían las trazas de bajadas anteriores, tus trayectorias variaban en función del “canalillo”, de las piedras removidas y de los agujeros que ponían más trampas que una película de chinos.  Aun así y con todo es un lujo para los musculámenes y las articulaciones.  También los fisios tienen que comer a costa de estas prácticas, je, je, je.  Y ya estamos abajo.  Sólo nos queda un pequeño remonte hasta la residencia y cargar los coches, comentar la jugada y disfrutar a costa de la cara de “algunos”.  Jodoquésoba.  Es lo que tiene no estar al 100%.  La Sierra te pone en tu lugar.  ¡Qué gozada de mañana!  El nivel de btt enduro fue espectacular tanto subiendo como bajando y sobre todo porque por fin volvimos a juntarnos, desde hace mucho tiempo los compañeros que solíamos surcar el Reyno en ocasiones pretéritas con bastante asiduidad y que crecimos compartiendo bici y senderos durante bastante tiempo.

Todavía me duele la rodilla.

 

Saludos de Tija. Lagar-Tija.  Nos vemos en las sendas.  Será un placer coincidir con vosotros por aquí.

 

  1. Aclaratorias del texto. Aunque a alguno no le quede clara ni la ruta. GGGG.

No hands:  Véase de aquella práctica que consiste en cambiarse de ropa, despojándose de todo aquello con lo que no hemos venido al mundo y lucir una parte trasera (la de atrás del todo, donde la espalda pierde su casto nombre) a la vista del personal para goce y disfrute de aquellos que pasen por tu lado en dicho momento.  Todo esto sin nombrar lo que la carrera de hormigas dirección la “forcacha” del …. En fins.  Pues eso.

 

Trini:  Dícese de aquella mujer, bien conocida en los ámbitos de la fiesta y el sarao, que era capaz de bajarse el refajo a pedos (ventosidades y otros ruidos malabares) sin siquiera tocar con las manos.  Prodigio de habilidades y siempre en el punto de mira de ferias y otras empresas del espectáculo y representaciones canallescas.

 

Datos técnicos.

https://www.relive.cc/view/1509908804

 

https://www.strava.com/activities/1509908804

 

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