Ruta ZZ026 Integral de Berroy.

Por Lagartija
8 mayo, 2018

 

Salida mensual del Grupo de Montaña de As Cimas, Sección BTT Enduro.

ABERRONCHO TEAM.

5 de Mayo.  Ruta ZZ026 Integral de Berroy.

 

 

“Bien, comencé bajando por una sucia carretera, empecé completamente solo, y el sol se puso mientras cruzaba la colina, y la ciudad se iluminó, el mundo se quedó inmóvil”.

 

De mañana, con buen tiempo, juntos y organizados después del viaje de llegada hasta el Camping “El Jabalí Blanco” -en Fiscal- empezamos nuestra andadura en btt por la carretera recién asfaltada que asciende dirección Bergua.  Es un discurrir suave y placentero, y nosotros una recua (2ª coloq. acepción de la R.A.E. por favor) de ciclistas con ansias de aire puro, buen rollo, necesidad de paisaje, montaña, y en definitiva esencia de libertad.  Todavía frescos, alegres, dicharacheros y hasta bromistas, aun a sabiendas de lo que nos espera, mas con buena disposición a sufrir, a pedalear y hasta a generar adrenalina a cascoporro.  Estos aberronchos no escarmientan.  Les pides mucho y dan más.  Creo que ahora los modernos les llaman “sados”.  Estos parecen de esa categoría, versión biker.  Como muestra de esa creencia colectiva allí acudieron del orden de 13 elementos, conjurados en el intento.  Un éxito a mi modo de entender este tipo de salida en la que el que muere…  pierde.  Es lo que hay.

 

“Estoy aprendiendo a volar, pero no tengo alas, descender es la parte más difícil” 

Sobre la marcha, una vez en el desvío del pueblo, junto a la ermita de Ntra. Sra. de la Asunción, ascendimos en sentido contrario por la pista de tierra que se dirige hacia las antenas que el monte posee en la parte superior.  Agridulce sensación de sombra e inclinación perversa que te pone las pilas en menos que canta un gato.  La subida es larga, constante y con un buen piso.  Se hace dura porque no tiene descanso y a tramos se atraganta el porcentaje que presenta entre revueltas de curvas y en ocasiones rectas a las que te da miedo mirar al fondo y descubrir los metros de ascensión que salva cada tramo.  Es la parte más difícil, pero todo tiene un final.

 

“Bien, los viejos buenos tiempos quizás no vuelvan, y las rocas podrían derretirse y el mar podría arder”.

 Aun con todo se consigue, a base de constancia, y no sin esfuerzo, se deja hacer al tran-tran.  Tras un tiempo de algún sufrimiento y de consumir glucosa a tutiplén se nos presenta el desvío por una pequeña trocha, o tal vez un camino antiguo bajo las hayas y los pinos negros, tapizado de hojarasca y matorral bajo que alfombra nuestro rodar en dirección a la pradera superior, junto a la pardina espaldada que dará inicio a la senda de descenso.  Un breve parón y reagrupamiento es suficiente para disfrutar en grupo del paisaje, de la ascensión prolongada durante muchos minutos de esfuerzo.  Una postal que gratifica los sentidos apreciando el valle del Ara, a vista sobre Cancias, el fondo del barranco de San Salvador, el collado Fenés, Lardiés y los pueblos que muestran sus tejados y construcciones.  El bosque se puebla, el verdor sobrecoge, el aire límpido te envuelve y tú reposas sobre la hierba corta, húmeda y confortable.  ¿Algo puede transmitir mejor la sensación de paz?

“Estoy aprendiendo a volar, pero no tengo alas descender es la parte más difícil”.

 

Nos disponemos a montar en las máquinas de última generación, de carbono, aluminio, sofisticación técnica por doquier y complicaciones que otrora serían incomprensibles.  A veces nos dan muestras de ello la gente con la que conversamos y que nos miran con desconfianza y sorpresa cuando les pedimos indicaciones de la ruta; a lo cual consecuentemente nos contestan:  “Por allí no se puede ir en bici”.  Respuesta natural para aquellos no familiarizados con este deporte.  Y en esto llegó el momento de descender por la senda.  Al ritmo de cada cual.  Algunos lo hacen rápido, otros simplemente disfrutan del rodar complicado sobre las lajas, sobre las raíces, sobre piedra movida o canales de tierra que en su día fueron camino de herradura o conexión entre pardinas, majadas, casetas de pastores y apriscos de ganado.  Jalonado de vegetación de montaña, de pinos negros, de algún abeto en la parte superior te indica que la altitud como el clima erosionan y degradan un territorio hostil, difícil de poblar y más de aprovechar en los tiempos que corren.  Pero que te llega adentro.  Te conmueve comprobar que en algún momento estuvo poblado, que allí se fabricaron muros para contener pequeñas tablas de cultivo y que las carboneras y aprovechamientos forestales eran fuente de recursos para la población que allí subsistía. Poco queda de la huella humana, la etnografía describirá sus costumbres y la tradición oral recogerá las imágenes que nosotros contemplamos desde nuestra visión modernizada de la sociedad actual.

“Bien, algunos dicen que la vida te pegará fuerte, romperá tu corazón, robará tu corona. Así que he salido a Dios sabe dónde, supongo que lo sabré cuando llegue allí”.

 

Por el sendero, atravesado en muchas ocasiones por árboles caídos, el descenso es vertiginoso a tramos, pero en particular la primera parte se hace con mayor esfuerzo al presentar un desnivel negativo destacable.  Posteriormente hay un tramo medio que gira rodeando la montaña por el que es necesario pedalear y a veces ascender con fuerza para superar los repechos.  En cualquier caso, llegados a la cruz de piedra, construida con restos de otras casas, emprenderemos el último sector de descenso entre bosque a base de trazar los zig-zag que a menudo te sacan los colores debido a la inclinación.  Es un lujo acabar en la carretera manso, con los cuadríceps ardiendo, las muñecas doloridas y los discos echando humo.  Es lo que tiene apurar el material.

“Estoy aprendiendo a volar, pero no tengo alas descender es la parte más difícil”.

Como dijo Tom: “Descender es la parte más difícil”.  No se trata tan solo de llegar sino de llegar de una pieza y sin haber roto el material, que también es importante.  Y en esto llegó el final.  Ojalá durara más pero entre ponte bien y estate quieta, descansos, comida, paisaje, averías técnicas y alguna cosa más, llegamos a la parte final donde se atraviesa la carretera inicial y nos acercamos al río Ara para andar por su ribera en dirección a Fiscal.  Y a descansar.  A conversar hasta que los recuerdos se han mezclado con los deseos, hasta que la risa floja surge porque estás en modo “flow”.

 

“Estoy aprendiendo a volar, alrededor de las nubes, pero lo que sube debe bajar”

A pesar de todo lo acontecido algunos valientes desafiando la lluvia y el cansancio se metieron en la versión 2.0.  Esto es el Camino del Chinebral, desde Asín de Broto hasta Fiscal, pero una servidora no debe entrar allí porque no estuvo.  Así que dejaré que sean ellos los que lo cuenten.

Y como esta ruta es parte del trabajo de la gente de Zona Zero y su extenso aporte documental a la Comarca y al deporte del btt, dejo que seáis vosotros los que descubráis el territorio a cuenta de visitas y horas de diversión.

 

Como habéis comprobado entre las líneas se haya el homenaje a Tom Petty que falleció el 2 de octubre del año pasado, desde el comentario a sus versos de la canción “Learning to fly”. Estoy aprendiendo a volar. Tom Petty –

 

 

 

 

 

 

 

 

Nos vemos en la sendas.  Saludos de Tija, Lagartija. 

See you Little canal sparrows.

 

 

 

 

 

 

Datos técnicos: 

FASE 1.-    https://www.strava.com/activities/1551734795

FASE 2.-    https://www.strava.com/activities/1551733997

 

https://www.relive.cc/view/1551733997

https://www.relive.cc/view/1551734795

 

 

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