Una salida disléxica.

Por Lagartija
16 enero, 2018

 

Chúpate esa peladilla que tiene caldo.  Start.

Sierra de Vicort.

 

Empezamos el año endulerdo a todo ritmo.  Primera salida en grupo por la Sierra de Vicort.  Memorable.  Nos gustó, hasta la ruta en bici.  Y eso ya es mucho decir porque el nivel era muy alto después de la visita, al mismo lugar, del año anterior.  En concreto esta ruta es la que me gustaría ofrecer a los colegas de Jaca para que disfruten de un entorno diferente (sin ser especialmente técnico, pero con muchos alicientes que la hacen especial).  Ésas de las que se recuerdan todo el año.

Temperatura invernal que te pone los pelos como escarpias, viento del Sur cargado de humedad para completar la sensación : “Si me hubiera quedado en la cama, tan calentito, arrimao…”.  Y para rematar la jornada un final feliz en el bar de Sediles con una merienda preparada a base de adobo y viandas a tuttiplén.  Como si no hubiera un mañana.   Colesterol y lomo, costillar, huevo… oro líquido para nuestras venas. No se puede pedir más.  O sí.

Te recuerdo Amanda, la calle mojada, visito la fábrica donde trabajabas …  Qué gonico todo.  Y yo al fútbol, en la mañana del sábado con el chico, pero……….  ¡Mira! Los astros se alinearon y tuve libre.  El Alto Mando dispuso que tuviera fiesta el sábado y yo que soy bien mandao y obediente preparé la bici a última hora del viernes, sin ruedas montadas, sin cubiertas, en definitiva sin bicicleta lista, me encontré con la puerta abierta a una SALIDA DISLÉXICA.

¿Dónde vas a estar peor que en casa?  Frase mítica.  (Algún día podría hacer una crónica sólo a base de frases escuchadas en el monte, pero lo dejo para otra feliz ocasión)  Lo dicho.  Alea jacta est.  Libre.  El sábado salgo presto con el coche cargado de ilusión dirección Sierra de Vicort.  En Marivella estábamos citados para el desayuno por el aborigen del lugar (véase Orera) para las instrucciones pertinentes y los últimos preparativos en ciernes de la ruta que tenía pergeñada prácticamente en su totalidad.

Dicho y hecho.  A tan maño evento acudimos 10 hombretones del Norte dispuestos a pasar por lo que hiciera falta.  Hasta a montar en bici si fuera preciso.  Y así fue, vive el Cielo.  Destacados a Sediles para hacer ruta de combinación de coches, dejamos en el principio y final los suficientes para la ida y vuelta.  De esta forma el inicio muy próximo a Viver de Vicort se hizo más llevadero, por no mencionar que se bajan más metros de desnivel de los que realmente se ascienden.

 Un trocito de Cielo.  Yo renuncio al mío si no puedo salir de vez en cuando de esta manera.  Un bálsamo para mente y alma, un descontrol neuronal y una cura de realidad.

 

 

En otras palabras, es bueno tener amigos con el mismo desorden intelectual que el tuyo.  Estos están mal, como si se hubieran caído de la cuna a un metro de altura ya de pequeños.  Sin solución.

 

Son las 10 a.m. Debemos salir.

Vamos a trepar a la copa de este sol de enero,  a hacer un nido en su ramaje,  allí reírnos viendo como a cada minuto se lo devora el paisaje, que cuando entre mis brazos resuene el sobrealiento yo iré perdido entre tus árboles dejándolo todo, quemando los tronos donde reinen dudas.  Sube por la ladera, a medio camino entre la vega y la sierra, a cuchillo sobre el mar de nubes, déjate mecer entre tus sensaciones y la soledad donde habita la niebla y el agua. Ven conmigo, si eres piedra da igual, yo seré camino, sube, cicla yo te canto, te arrullo, te arropo, te abrigo, te mimo.  Sufre y suda sobre tu mecánico corcel hasta la cima del mundo, nevado por el temporal, hacia tu destino fijado por el camino del hombre.

Soñarás despierto, perderás el miedo, buscarás desiertos en el suelo, del sabor añejo, de esas ganas tontas que te dan de subir al cielo probando el veneno del viento y respirar, casi me lo creo, cuando yo te veo, demasiado cerca para ser verdad. Regaré, sin querer, con silencio, estrellas, que no anhelan más que el grito del papel en el que he escrito mi quehacer, que nunca más servirá de nada si su tronido se queda en nada cuando su savia ya no te riega.  Maravillosa visión del horizonte, sobre la plana de la capital del Cierzo, roja, inmensa y fría.

De la ruta no sé qué deciros.  He preferido contar mis sensaciones de un día de monte pleno de sentimiento y desafío, de esfuerzo, de risa, de complacencia en una merienda apabullante, de paz y de buen rollo biker desde el inicio hasta el final del día.

Para aquellos no satisfechos con la descripción de la ruta les diré que la subida al Pico del Rayo es dura, por pista la mayoría del camino, de rampas casi imposibles al final del trecho hasta el refugio superior, pero que también compensa y sabe a bálsamo reparador la bajada por la trialera hacia el fondo del barranco, dirección a Mara, Belmonte de Gracián, Orera y todos los pueblecitos que hollan la bajura, sin matorral, ya campo abierto, de color y olores de invierno, a humedad y tierra vuelta.  Los caminos viejos de herradura sobre las tablas apuntalan trozos de campos ya abandonados y repoblados con pino que presentan un plus de técnica y diversión sobre un cordel de ancho para trazar una dirección con vistas a una futura salida.  Tapizado el camino con las acículas de los pinos,  con vegetación rastrera y poco arbusto que no protege la descarnada tierra.  Suficiente para rodar.  Suficiente para deslizar sobre el manto móvil de nuestro camino en dirección a casa, al refugio.  Y luego las conexiones entre pistas divertidas y cortas para recuperar el aliento y el resuello.

Mucho desnivel.  Poco trecho.  Mucha diversión.

Entre tramo y tramo la conversación y el humor.  La bajada de pulsaciones y también la uniformidad emocional de los que acabamos de bajar a buen ritmo sobre una zona complicada y que nos hace exagerar los movimientos y las cabriolas sobre la bici, la frenada y el recuerdo incrementado de algo especial.  Paz al final, satisfacción, liberación de la adrenalina que nos lleva al bienestar.

Es lo que tiene ser endulerdo.  Nos encanta ser disléxicos.  Vivan las acelgas.  Mar y montaña, como las ensaladas modernas.

 

Otra vez será, hoy he preferido describir el día.  Otro día llegará la hipoxia y podréis reíros con un relato que acaso no deje saber la ruta que se hizo.  También es montalbán, pero de otro estilo.  Al final todo suma y todo se incorpora al acervo biker de un colectivo cada vez más perjudicado de lo suyo que nos hace diferentes y especiales a ojos de los profanos, que se recoge con exactitud en esa frase tan nuestra en Oregón:  “Nos miraban como las vacas al tren”.   Me encanta este deporte y el poder compartirlo todavía es más satisfactorio porque te reconforta dos veces, una cuando lo vives y otra cuando lo compartes.  Un abrizo.

Por mérito, paciencia, disponibilidad y sacrificio en la preparación y devoción por los suyos y el bien hacer del evento cito primero al “namber guan” de los discobares de la zona:  Er Tito Fon, asin de seguido ar resto de los componentes del evento.  De izda a dcha sobre la foto del árbol-candelabro: Er Sherpa (Miguel), Er Almiroy (Alberto), Er Tanano (Fernando), Er Calas (Javier), Er Tito Cirac (Miguel), Er Lagarto (Alberto), Er Zacarías (Óscar), Er Carmelo (X), Er Gallego (Manuel).

 

Nos vemos en el monte.  Espero que compartiendo las mismas sendas o cualquier otra que sea del agrado de vuesas mercedes.

Un saludo. de Tija, Lagar-Tija.  Alberto.

 

Datos técnicos:

https://www.relive.cc/view/1354976158  

Echa un vistazo a mi entrenamiento en bicicleta en Strava:

https://www.strava.com/activities/1354976158/shareable_images/map_based?hl=es-ES&v=1515855829

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